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.....Hace siglos –como podemos leer en los libros–, la literatura era trabajo de artesanos y, a veces, de eruditos. Ahora se volvió una labor de empecinados con buena fortuna.
.....Desde que cada texto es pasado por la máquina, la originalidad es el único valor indiscutible. Se ha escrito tanto, que sólo la máquina puede encontrar plagios. Nosotros escribimos obsesionados en gambetear repeticiones, y descubrir huecos se vuelve cada vez más complicado.
.....No falta quien afirma que todo ha sido escrito. El devenir del lenguaje es lento y deberíamos apurarlo, proponen los partidarios del progreso; deberíamos inventar alfabetos y conceptos para escapar del encierro. Pero cada tanto la máquina certifica alguna novedad, y eso nos renueva los ánimos. Nosotros seguimos desparramando palabras, a veces forzando errores o incoherencias, como si de esa manera pudiéramos burlarla.
.....Pero los críticos han trabajado duro, y la máquina ya no sólo detecta copias literales, sino también similitudes o influencias desmedidas.
.....Es paradójico: hasta ahora, nadie se había atrevido a escribir sobre la máquina. Eso, pensaría el autor inocente, asegura una veta fértil. Sin embargo, esta tarde, el informe que dio sobre este texto resultó lapidario: ya había sido escrito, en algún barrio rioplatense, hace más de mil años.

4 comentarios:

Aronson dijo...

¿Habrá que destruir a la máquina?

malditas musas dijo...

:¬o Mejor comprémosla.

TERESA DOCiO dijo...

Creo que es mejor seguir escribiendo a mano como se ha hecho toda la vida.

Santiago Ambao dijo...

A veces el devenir es rarísimo, y hasta cómplice. Hoy, seis años después de escribir este microrrelato, descubrí el cuento "La muerte del poeta", de Alberto Vanasco. Un cuento publicado en 1966. Y ahora, de golpe, mi micro es otro micro. Un aplauso para el devenir, para el azar y para la ignorancia, que tantas veces mejora la literatura.

El cuento de Vanasco se puede leer acá:

http://descontexto.blogspot.com/2012/09/la-muerte-del-poeta-de-alberto-vanasco.html